La decisión estaba tomada, luego de varios ires y venires, de pensarlo muy bien con mi esposo, y consultar también el bolsillo dimos el primer paso. Una ilusión llego ese día a nuestros corazones pero no llego sola, llego con un poco de temor y lógicamente ansiedad por todo lo que se venia. Salimos con un paquete de medicamentos inyectables y ahí nos dimos cuenta que era nuestra realidad.
Días eternos y una avalancha de sentimientos que yo ni siquiera entendía, no sabia lo que me pasaba ni como me sentía, y como no estarlo con tanto medicamento hormonal, no era para menos. Lloraba, pero al los minutos reía o viceversa, me enojaba por todo, estaba super irritable. Pobre de mi esposo que tuvo que soportarme así, mucha paciencia se necesita.
Y pensaba:"a los hombres si les toca muy fácil no? debería ser por partes iguales, no es justo! Tres inyecciones diarias, las hormonas haciendo fiesta, la ansiedad que no para y ellos como si nada". Sin saber lo que se venia. Aspiración, la verdad fue un poco dolorosa, sangrado excesivo y en observación 2 horas y de ahí en adelante la necesaria pero dolorosa progesterona.
Aunque uno trate de llevar una vida normal durante esos días, la cabeza no se detiene. Estas en función de ese sueño todo el tiempo, escuchas testimonios, buscas en internet (error), sales a la calle y ves ropa de bebe, comerciales de bebe, bebe, bebe por todos lados, pero te aterrizas un poco cuando la gente empieza a comentar, aparecen los que están en contra de tratamientos de fertilidad por temas religiosos, aparecen los que te apoyan y desean que todo salga bien, aparecen los que son pesimistas y dicen que eso no es muy efectivo, que vas a perder el dinero, aparecen también los que solo quieren chisme y criticar, los que creen que es fácil, los envidiosos, también los optimistas, los realistas...todos aparecen con comentarios pesados que en medio de esa sensibilidad pegan fuerte, calan y se quedan.
Y aprendí que en esos momentos sólo lo que piense mi esposo, es lo que me debe importar. Si el me apoya, me entiende, me comprende, me anima y me soporta, con eso me basta. Es difícil hacer oidos sordos a este tipo de comentarios, pero es así como te das cuenta quien es cada persona.
Pasaron los 18 largos días de espera luego de la implantación, una alergia al medicamento me visitaba hace tres días, las piernas me picaban, el brote se extendía por todo mi cuerpo y la ansiedad fue cada vez mayor, por más que decía "no quiero pensar, no quiero pensar,no quiero pensar" más pensaba en todo, pero más en positivo que en negativo, aunque tenia muy claro que esa también era una opción.
El gran día llego, la beta espera había finalizado. Muestra de sangre y a esperar el resultado en casa. la alergia ya estaba pasando, el medicamento me lo cambiaron y solo era esperar. Sonó el teléfono y escuchar la voz del medico me puso nerviosa, no sabia ni hablar. Las palabras de el fueron "tengo el resultado, tu beta salio muy bien, felicitaciones". Esta vez las lágrimas fueron de emoción, de alegría, de que el sufrimiento había valido la pena, un abrazo fraternal con mi esposo sello nuestra victoria.
Controles continuos de la beta me hacían visitar diariamente a mi doctor, y llego otro momento cargado de emoción, la primera eco. Y ahí estaba, un saquito pequeño, sano y lleno de amor, ahí ya estaba en la semana 5. Próximo control semana 7 dijo el doctor. Salimos felices, haciendo mil planes, pensando nombres, viendo ropita para el y para mi, tanta felicidad había hecho que se me olvidara el dolor de las inyecciones de progesterona, que se me olvidara todo el dinero que invertimos, o todo el dolor y frustación que había sentido antes. Eso ya era parte del pasado!
Tristemente, esa felicidad no duro por mucho tiempo, en la semana siete, dos días antes del control empecé a sentir dolor tipo cólico, era leve pero aún así me alarme, fui a ver al medico, me hizo la eco y todo se veía bien. "Esta todo bien" dijo el doctor, no hay por que alarmarse. Pero yo aun seguía con el dolor y cada vez era mas fuerte. Me dejo un reposo por unos minutos, algo para el dolor y me ordeno examenes de sangre con resultados inmediatos, mientras fui al laboratorio para las pruebas empecé a sentir que algo salia de mi y cada vez que daba un paso sentía que salia más y más.
Lágrimas rodaban por mi rostro, sabia lo que estaba sucediendo, sin haberlo vivido antes, sabia que estaba teniendo un aborto y sin entender por qué, volví a ver al medico, nuevamente la eco y tristemente ya no había nada. El saco que estaba "bien" ya no estaba, ya no había nada. Daños cromosomaticos del embrión, problemas de tipo genético dijo el doctor. Me mando reposo por tres días y así todo terminaba.
Llore por un mes seguido, depresión, tristeza, frustración, impotencia mil sentimientos y emociones que no se describir. Solo sé que es una situación que no se la deseo a nadie, una situación difícil de superar, que no se olvida jamás, que me cambio, que me hizo más fuerte, más madura. No soy la misma después de un invitro con una perdida, veo la vida con otra perspectiva.
Es muy difícil de asimilar, no se si algún día pueda olvidar esta experiencia pero aún así, con todo el dolor que dejo, el desgaste físico y emocional, lo seguiré intentando una y mil veces, hasta ver mi sueño hecho realidad, hasta que el bolsillo me lo permita..
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