Definitivamente el tema de la infertilidad es bastante complejo, tiene muchas variables, muchos matices, altibajos emocionales, económicos, luchas con uno mismo y con la sociedad que por desconocimiento atacan con comentarios pesados y a veces destruyen, y por supuesto temores, miedos a diagnósticos, a procedimientos, miedo a perder una vez más, a no cumplir el sueño, a la frustración. Sin duda alguna un completo desafío.
A un año de mi perdida con siete semanas de gestación luego de mi primer FIV, el dolor sigue ahí, como aquel día, cuando supe al entre al baño que todo quedaba ahí, que esta vez no seria. La ilusión y el positivismo que me acompañaba en esas semanas murió también. Ha sido una semana dura y difícil con tantos recuerdos y la imagen en mi mente de aquel triste momento, pero ahora con una gran coraza puesta enfrento mi segunda FIV, y el recuerdo de mi primer bichito, que ahora me da fuerzas desde el cielo estará por siempre en mi corazón.
Convivir con la infertilidad, con estas perdidas, con negativos es como convivir con el enemigo, me ataca constantemente, me roba paz, me desequilibra emocionalmente, me baja el autoestima, me siento diferente, los recuerdos y las heridas que me ha dejado están siempre ahí, solo hay una cosa en mente, ser mamá. Esto ha cambiado mis planes, mi proyecto de vida, mi rutina, mis relaciones, mi entorno, no soy la misma y con el pasar de los días aquella coraza me ha vuelto más fría, más dura, más fuerte, así como esta siendo la vida conmigo. Hoy después de un año de iniciar en reproducción asistida y tres buscando bebe me considero una guerrera infértil.